sábado, 4 de junio de 2011

La lluvia de París.

+¿Qué pasa? ¿No te ha gustado?
- Claro que sí.
+ ¿Y entonces, que pasa?
- Pasa, para empezar, que eres la chica más preciosa que me ha besado nunca. Pasa, no te lo niego, que sería capaz de hacer muchas locuras por ti. Pero también pasa que estás atravesando un mal momento, que estás hecha un lío y que es muy posibles que sólo creas que yo te gusto porque necesitas algo que te haga sentir bien. Y pasa, sobre todo, que todavía no eres mayor de edad y yo sí lo soy. Bueno, eso es lo que se supone, al menos.
+ Cumpliré diecisiete en enero. Y en todo caso, soy lo bastante mayor como para vivir sola y trabajar.
-Eso puede bastar para ti. Pero no debe bastar para mí.
+ ¿Y entonces?
- Está claro.
+ ¡Esplícamelo!
- Eres cruel, Silvia. Me obligas una y otra vez a usar las palabras, donde las palabras no sirven. Qué quieres que te diga. Sólo hay una cosa que yo pueda hacer. Esperar a que resuelvas tus problemas, a que cumplas dieciocho años y a que entonces te acuerdes de mí.
+ Me acordaré.
- No lo creo. Y quizá no debas.
+ ¿Y si me acuerdo, a pesar de todo?
- Si te acuerdas...me llamas y yo voy a dondequiera que tú estés. A la Luna misma, si me llamas desde allí.

+En la Luna ya estás tú siempre. (:
Silvia y Eric. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario