miércoles, 26 de septiembre de 2012

He conocido a alguien mejor, la culpa no la tengo yo.


Nadie sabe tu forma de tratarme, nadie sabe de tus mentiras ni de tus desprecios... ¿De qué me sirve que me pidas perdón? si cada vez que decido perdonarte se repite lo de siempre. Pero, oye, que me da igual, y esta vez es enserio, porque hoy me he levantado con el pie derecho. Con ganas de gritar, reír, bailar, cantar. Con ganas de fiesta, de beber, fumar, de disfrutar, de divertirme, de liarla como nunca. De quedarme afónica. Me he levantado, como diría Sabina, con la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta. Con unos tacones que más bien parecen andamios, que marcan mis pasos allá donde voy, dejando mi huella. Y es que está mañana me he dado cuenta de que el mundo está lleno de miles de millones de apetecibles labios que probar, para andar preocupándome por saber a quién regalas los tuyos. Que cuando tenga que estar triste ya lo estaré, que ahora solo quiero ser feliz. Básicamente me he levantando con ganas de comerme el mundo, y de empezar por él. Ya se que es ley de vida, que cuando no lo tengas, es cuando más lo querrás. Así que, que te jodan y que te guste. Así que quiéreme y que te duela. 
Pero ¿que esperabas? Tú me tuviste y no me supiste valorar.